"Enseñamos a Dylan lo que habíamos hecho con su canción y dijo: "¡Pero si se puede bailar!"
(Roger -Jim- McGuinn)
(Roger -Jim- McGuinn)
Si se trata de hacer un repaso sobre las más importantes bandas británicas es evidente que se debe empezar por los Beatles, ¿verdad? Bien, pues si hablamos de las americanas hay que empezar por los Byrds: este es un hecho objetivo, y por lo tanto está por encima de los gustos particulares de cada uno.
Salvo los muy clásicos, la mayor parte de los aficionados a la música británica dirá que su grupo preferido son los Who, Led Zeppelin, King Crimson, Jethro Tull o cualquier otro. Pero reconozcamos que esa predilección no es objetiva sino que viene dada por el carácter del oyente, que empatiza más con unos que con otros. Hay que diferenciar, por otra parte, dos conceptos que no siempre van unidos: calidad y trascendencia. Las primeras grabaciones de Beatles tal vez no fuesen una maravilla, pero revolucionaron el concepto de la música popular, la airearon, la pusieron patas arriba y gracias a ellos vino todo lo que vino luego. Es decir, que los chicos de Liverpool fueron básicos, imprescindibles para entender cómo se llegó a la época en la que estamos ahora: es el grupo más importante en la historia de la música popular del sigo XX. Y del XXI, al paso que vamos.
Algo parecido sucede en América con los Byrds: a ustedes y a mí tal vez nos gustarán más Jefferson Airplane, Doors, Velvet Underground, Allman Brothers o quienes sean; pero cualquier aficionado serio ha de reconocer la extrema importancia de este grupo. Transcribo seguidamente un pequeño extracto de la opinión que sobre ellos tiene don José María Rey, uno de los mayores especialistas españoles en el tema que nos ocupa:
"The Byrds son la piedra angular del rock americano. Su aparición fue providencial, y su influencia tan decisiva como la de los Beatles o Dylan. Más aún: su bumerán devolvió a estos la inspiración prestada, y planeó sobre las futuras evoluciones de ambos: ni "Rubber soul" ni "Highway 61" existirían sin ellos (…) Parte de sus grabaciones marcan hitos: estrenaron efectos de sonido como el phasing y aparatos como el "oscilador" (sintetizador primigenio). Catalizaron géneros como el folk-rock, el acid-rock o el country-rock (y tuvieron en jaque a la crítica tratando de codificar todo aquello). Por primera vez, algo propio se erguía en la parálisis americana que siguió a la invasión británica: solo había un grupo competente, los Beach Boys; pero, ajenos a los tiempos y a los cambios, seguían con sus playas y sus chicas. Mezcla de casualidad y genio, los Byrds querían ser los Beatles. Y en el camino surgió una chispa completamente nueva: un sonido levitativo de guitarras campanilleantes y un mágico fervor vocal de agridulce belleza".
Justamente: los Byrds son los Beatles americanos. Su creatividad y los juegos de voces que tan bien describe don José María, sumados a la combinación cristalina de las guitarras Rickenbacker y Gretsch que tocaban McGuinn y Gene Clark, dieron como resultado una revolución tan importante como la que habían causado los otros en su isla. Y aunque, por las características radicalmente americanas de este grupo, su influencia parece circunscrita a los Estados Unidos -si exceptuamos, sin ir más lejos, lo que acaba de decirnos el señor Rey sobre Beatles y Dylan-, esos juegos de guitarras y voces fueron escuela para grandes grupos británicos; como los Hollies, por ejemplo: no olvidemos que Graham Nash, su cerebro por entonces, dejó esa banda para unirse a David Crosby (ex Byrds, precisamente) y Stephen Stills (ex Buffalo Springfield) y formar un trío que más tarde se convirtió en cuarteto con la entrada de Neil Young (otro ex Springfield). Esa reunión fue otra de las maravillas vocales nacidas en el mercado americano, pero que consiguió arrasar en todas partes.
Arriba les dejo la versión que hacen los Byrds de una clásica de Dylan. Fue la cara A de su primer single, y demostraban cómo debe hacerse una versión: recreándola. Mientras don Roberto nos larga una pieza de más de cinco minutos con una línea musical monótona que en realidad no es más que un vehículo para su poema, los Byrds demuestran que saben hacer canciones pop, aunque su raíz sea folk: dos minutos y medio. Y como en el pop la letra es lo de menos, la acortan, la modifican incluso. Lo que cuenta es la línea melódica y el ritmo, y eso lo tiene de sobra su versión. No me extraña la sorpresa de don Roberto.
Bueno, pues hasta aquí hemos llegado: el resto lo encontrarán en la Wikipedia, si sienten curiosidad. Y ya seguiremos otro día, que se me ha hecho tarde.
Salvo los muy clásicos, la mayor parte de los aficionados a la música británica dirá que su grupo preferido son los Who, Led Zeppelin, King Crimson, Jethro Tull o cualquier otro. Pero reconozcamos que esa predilección no es objetiva sino que viene dada por el carácter del oyente, que empatiza más con unos que con otros. Hay que diferenciar, por otra parte, dos conceptos que no siempre van unidos: calidad y trascendencia. Las primeras grabaciones de Beatles tal vez no fuesen una maravilla, pero revolucionaron el concepto de la música popular, la airearon, la pusieron patas arriba y gracias a ellos vino todo lo que vino luego. Es decir, que los chicos de Liverpool fueron básicos, imprescindibles para entender cómo se llegó a la época en la que estamos ahora: es el grupo más importante en la historia de la música popular del sigo XX. Y del XXI, al paso que vamos.
Algo parecido sucede en América con los Byrds: a ustedes y a mí tal vez nos gustarán más Jefferson Airplane, Doors, Velvet Underground, Allman Brothers o quienes sean; pero cualquier aficionado serio ha de reconocer la extrema importancia de este grupo. Transcribo seguidamente un pequeño extracto de la opinión que sobre ellos tiene don José María Rey, uno de los mayores especialistas españoles en el tema que nos ocupa:
"The Byrds son la piedra angular del rock americano. Su aparición fue providencial, y su influencia tan decisiva como la de los Beatles o Dylan. Más aún: su bumerán devolvió a estos la inspiración prestada, y planeó sobre las futuras evoluciones de ambos: ni "Rubber soul" ni "Highway 61" existirían sin ellos (…) Parte de sus grabaciones marcan hitos: estrenaron efectos de sonido como el phasing y aparatos como el "oscilador" (sintetizador primigenio). Catalizaron géneros como el folk-rock, el acid-rock o el country-rock (y tuvieron en jaque a la crítica tratando de codificar todo aquello). Por primera vez, algo propio se erguía en la parálisis americana que siguió a la invasión británica: solo había un grupo competente, los Beach Boys; pero, ajenos a los tiempos y a los cambios, seguían con sus playas y sus chicas. Mezcla de casualidad y genio, los Byrds querían ser los Beatles. Y en el camino surgió una chispa completamente nueva: un sonido levitativo de guitarras campanilleantes y un mágico fervor vocal de agridulce belleza".
Justamente: los Byrds son los Beatles americanos. Su creatividad y los juegos de voces que tan bien describe don José María, sumados a la combinación cristalina de las guitarras Rickenbacker y Gretsch que tocaban McGuinn y Gene Clark, dieron como resultado una revolución tan importante como la que habían causado los otros en su isla. Y aunque, por las características radicalmente americanas de este grupo, su influencia parece circunscrita a los Estados Unidos -si exceptuamos, sin ir más lejos, lo que acaba de decirnos el señor Rey sobre Beatles y Dylan-, esos juegos de guitarras y voces fueron escuela para grandes grupos británicos; como los Hollies, por ejemplo: no olvidemos que Graham Nash, su cerebro por entonces, dejó esa banda para unirse a David Crosby (ex Byrds, precisamente) y Stephen Stills (ex Buffalo Springfield) y formar un trío que más tarde se convirtió en cuarteto con la entrada de Neil Young (otro ex Springfield). Esa reunión fue otra de las maravillas vocales nacidas en el mercado americano, pero que consiguió arrasar en todas partes.
Arriba les dejo la versión que hacen los Byrds de una clásica de Dylan. Fue la cara A de su primer single, y demostraban cómo debe hacerse una versión: recreándola. Mientras don Roberto nos larga una pieza de más de cinco minutos con una línea musical monótona que en realidad no es más que un vehículo para su poema, los Byrds demuestran que saben hacer canciones pop, aunque su raíz sea folk: dos minutos y medio. Y como en el pop la letra es lo de menos, la acortan, la modifican incluso. Lo que cuenta es la línea melódica y el ritmo, y eso lo tiene de sobra su versión. No me extraña la sorpresa de don Roberto.
Bueno, pues hasta aquí hemos llegado: el resto lo encontrarán en la Wikipedia, si sienten curiosidad. Y ya seguiremos otro día, que se me ha hecho tarde.